SPQR

Motto de Roma. ¡Uy, que fashion las palabras en inglés!
Pues sí, el segundo fin de semana del año estuve en Roma, visitando a Héctor.
Aunque había estado en Roma hace unos 8 años y ya conocía la ciudad, ir a visitar de nuevo una ciudad de la mano de alguien que vive allí es algo totalmente distinto. Y decir que Roma nunca defrauda, incluso si decides ir un fin de semana en el que estar seco es todo un acto de fe.
Si das una patada a una piedra, te pueden salir cuatro monjas, dos curas, tres iglesias, dos catedrales y siete obeliscos. Porque otra cosa será, pero en mármol no hemos reparado en gastos. De hecho lo estamos regalando señora. Que se viene otro cura a Roma, pues otra iglesia para él, que tenemos mármol en almacén. Y qué iglesias tan preciosas, y qué catedrales tan grandes, y qué obispos tan gordos.

Es el Disneyworld de los cristianos. Y es que yo creo que un cristiano creyente y lleno de fé cristiana (que es la que vale) cuando entre a la catedral de San Pedro tiene que sentir que el estómago se le da la vuelta, como en la montaña rusa. En mi caso como no tengo fé cristiana y me dan miedo los parques de atracciones, ni siento una cosa ni la otra. Lo que sí siento cuando entro en un edificio de ese calibre es la capacidad casi ilimitada del ser humano para crear y construir. Y es una verdadera maravilla.
Es un muestrario de obras de arte, y solamente el edificio en sí es ya una obra de arte. Construido totalmente en mármol de las minas de Carrara, de 3 colores, blanco, rojo y verde. Desde el suelo hasta el techo, desde el alicatado hasta las barbas de San Pedro. Todo. Realmente impresionante.
Y como seguimos teniendo mármol, pues vamos a construirnos otras tres catedrales, que hay que darlo salida. Santa María la Mayor, San Juan de Letrán y San Pablo Extramuros. De estas sólo me dio tiempo a visitar las dos primeras. Y he de decir que no tienen nada que envidiar a San Pedro. El mármol es el mármol. Héctor me dijo que la mayoría de las catedrales en Roma eran catedrales-palacio y tenían una fachada que las definía como palaciegas, de la época en la que los papas además de ser papas eran reyes. Y las tres que yo vi tenían esta fachada palaciega. Catedral-palacio, papa-rey, iglesia-estado. Extrañas relaciones.

Aparte de eso visitamos varias iglesias más pequeñas, en una de las cuales tenía un antojo personal. Y es San Pietro in Vincoli, que es la iglesia donde está el Moisés de Miguel Ángel, a mi parecer la escultura más perfecta del mundo mundial.
Plaza Navona, Fontana di Trevi, Plaza di Spagna, Castell Sant Angelo, Coliseo, clásicos básicos. Clásicos y obligatorios, de hecho. Que estos son de los que caen en el examen seguro. Aunque he de decir que yo no había estado nunca en el Castell Sant Angelo y me sorprendió muy gratamente. Las vistas de Roma desde ahí son increíbles (Héctor dixit). Tampoco había estado anteriormente en el Coliseo y también me sorprendió mucho. Viendo el Coliseo te preguntas cómo pudo un imperio de esa magnitud y con ese postín evolucionar a la Italia actual, llena de habitantes que hacen cola en el baño sólo para mirarse al espejo y comprobar que cada pelo está en su sitio.
Y es que ir a Roma y no hacer una visita cultural es un delito. Como es un delito no pasear por la ciudad sin más. Lo que pasa es que en Roma, la línea divisoria entre pasear sin más y hacer visita cultural es muy muy delgada.
Si das otra patada a otra piedra, te volverán a salir otras cuatro monjas, dos curas, tres iglesias, dos catedrales y otros siete obeliscos. Eso sí, lo que no te saldrá nunca es una chica italiana sola. Eso no, que está feo. Chicas con novio, hermano, cuñao, primo, vecino, lo que sea, pero nunca solas. Y es que Mari, si ya lo dice mi Pepe, la chica decente nunca sale sola. Para eso hemos engendrado tres hermanos que la cuiden. Que nuestro esfuerzo nos costó con las cabezas que tienen.
Y es un absoluto misterio. ¿Por qué las italianas no salen solas? ¿Puede alguien acaso explicármelo? Yo creo que nadie va a ser capaz. Lo meteré en mi caja de cosas inexplicables. Aunque he de decir que esto no es del todo cierto. Me explico.
Una de las noches del fin de semana salimos a cenar a un restaurante que se llama Baffetto, que tiene mucha fama por sus pizzas y por un dueño viejo y desagradable. Pues en ese restaurante al lado nuestro se sentaron dos chicas, una de las cuales podría ser perfectamente la reencarnación de Sofía Loren si Sofía Loren estuviera muerta (porque no está muerta no?), y todos sabemos cómo era Sofía Loren. Telita fina. ¿¿Pues no te digo que el camarero que nos atendía se lo contó a todos los camareros del restaurante y a la media hora la Sofía Loren de turno tenía más expectación que un partido Real Madrid-Barça?? Y es que cómo es este país. Dos jamonas solas llaman la atención hasta a los paisanos italianos.
Me llamó también mucho la atención que aún estando en enero, la gente por la noche estaba sentada en las terracitas que había en los bares. Y es que aunque el fin de semana nos salió lluvioso, la temperatura no era para nada invernal. O a lo mejor para Italia sí. Debe de ser formación alemana.

Y es que lo mejor de visitar ciudades durante este año, es que vayas donde vayas hay una persona que te puede enseñar la ciudad desde el punto de vista del que vive allí y la conoce. Lo cual marca una gran diferencia. Y si además te permite ocupar su casa y comer sus lentejas (sic), pues no hay punto de comparación. De verdad, hijo, que no entiendo cómo en un cuerpo tan pequeño puede entrar una persona tan grande.
1 comentarios:
Oleeeeeeee después de 5 meses te pones a actualizar !! que ya era hora!!
Un saludo pa ti y otro pa Héctor ;)
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