jueves, 3 de abril de 2008

Mi primer país nórdico

Pues el cuarto fin de semana de enero estuve en Estocolmo y en el Ártico.
Habíamos hecho una apuesta de a ver quién se tomaba al café más lejos y gané yo.

El Ártico lo dejo pal siguiente post, que hay mucho que rascar.


Pasé por Estocolmo porque el viaje lo habían organizado los becarios ICEX de Estocolmo y yo me acoplé de mala manera gracias a que conocía a Adolfo, el becario informático.
Decir de Estocolmo que me sorprendió muy gratamente. Me fui allí a lo loco, sin haber mirado nada de nada y pienso que es lo mejor que pude hacer, porque no tenía ni idea de lo que me iba a encontrar allí.
Estocolmo es una ciudad que está formada por chorrocientas mil islas (exactamente 14), y cada una de ellas tiene algo particular. Las de nueva edificación no tienen nada, casas, comercios para comprar el pan y ciber cafés, pero las antiguas tienen muchas historia y son diferentes unas de otras.

Por ejemplo, está en la que se supone que se fundó la ciudad, que es la que tiene todos los monumentos, el palacio del rey, todas las cosas de piedra con negrura, las calles estrechas y las cuestas empinadas. Lo típico del centro histórico de una ciudad. Luego está otra en la que hay un parque de atracciones al borde del mar, y así hasta 14. Sí, del resto no tengo ni puta idea, lo confieso. Si queréis saber más buscar en la wikipedia.
La gracia de Estocolmo es que tiene una zona centro bien definida, y yo creo que ahí es donde está el hecho de que me guste. Después de vivir en Berlín, que las cosas están todas reconstruidas y cada una colocada a una punta de la ciudad, ir a una ciudad con un conjunto histórico todo junto me impresiona. Verás cuando vuelva y vaya a Salamanca, me viá cagar.
También me gustó mucho el hecho de que puedas ir de una punta de la ciudad a otra en ferry. Es una forma distinta a la que tenemos en el centro de Castilla y León de desplazarnos. Y lo distinto gusta.

Este fin de semana me lo patrocinó Adolfo, asín que le doy las gracias más grandes.
¡Muchas gracias Adolfo!

Pues no pasé más que un día en Estocolmo, así que tampoco hay mucho más que contar. Todo lo gordo vendrá en el siguiente post: el Ártico. Acero pa los barcos!! (Saludos Dublín).

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