martes, 8 de abril de 2008

Karneval

Como este año estoy en Alemania, pues lo pongo en alemán. Ea.

Siempre que se oye hablar de los carnavales, vienen a la imaginación las imágenes de las mulatas jamonas bailando en Río de Janeiro. Poca ropa, mucho baile, mucha carne.
En España lo habitual es que a la imaginación vengan imágenes de Tenerife, poca ropa, mucho baile, mucha carne; o de Cádiz, mucha ropa, mucha carne, mucha guasa.

Lo que yo no conocía cuando vivía en España era que en centroeuropa son muy conocidos los carnavales de Düsseldorf y de Colonia. Mucha ropa, mucha carne, mucho frío.

Düsseldorf y Colonia son dos ciudades de la parte oeste de Alemania, de la zona de la cuenca del Ruhr, que es la zona con mayor aglomeración metropolitana de toda Alemania. Estas dos ciudades mantienen una competitividad en todo lo que pueda significar sobresalir como ciudad. Compiten por número de habitantes, por volumen de producción industrial y, como no, por qué ciudad tiene el mejor carnaval.

Uno no se puede llegar a imaginar cómo puede ser que en pleno invierno y en Alemania la gente tenga ganas de celebrar el carnaval. Y cómo puede ser que lo celebren con tanta alegría y tantas ganas, pese al frío.

La mayor parte de los disfraces que se ven en estos carnavales son manufactured, esto es, cojo lo que tengo por casa y lo junto todo para ver si saco algo. Y la verdad es que la gente hace maravillas. En mi caso no tenía ni idea de qué disfraz ponerme hasta que los becarios ICEX de Estocolmo (Adolfo y Javi) me dijeron que se iban a disfrazar de bolsas de IKEA. En ese momento me acordé de todas las veces que he estado mirando la página web de IKEA y recordé a Anna, la asistente virtual de la página alemana. Mu rubia y mu guapa ella. Así que la elegí para ser mi modelo a seguir en los carnavales de este año. Como podéis ver en las fotos, este fue el resultado...

Nunca me había disfrazado de mujer antes, cierto es que era una mujer bastante masculina (con su barba y sus patillas). Y nunca me habían tocado tanto las tetas en mi vida, cierto es que tampoco he tenido nunca.

Además, como Adolfo y Javi iban con sus disfraces de bolsas de IKEA, dábamos juego en plan disfraz temático.



Una de las cosas que más me llamó la atención es que la música que se oye en todos los sitios es la misma, y es lo que la gente que vive en Düsseldorf dió en llamar "caspa alemana". O sea, el paquito el chocolatero alemán o los grandes éxitos del "manoloescobar" germano de turno. Como, por ejemplo, el gran tema "Viva Colonia":



Y otros grandes éxitos manoloescobariles.

Básicamente la visita se había convertido en lo que hemos dado en llamar "visita temática", o sea, fin de semana de juerga y poca visita, aunque gracias a dios, Rober nos sacó a dar una vuelta por Düsseldorf el último día.

Y, sintiéndolo mucho por los seres humanos pro-Colonia, he de decir que me gusto bastante más Düsseldorf. Ya lo he dicho, ahora que caigan las piedras...

jueves, 3 de abril de 2008

Nordlights o de auroras boreales, perros y sauna

El Áaaaarticoooooo!!!!.... Uuuuhhhh!!!! Qué fríiiiioooo!!!
(Interprétese a lo Chanante)

El Ártico es todo lo que hay por encima del paralelo del Círculo polar ártico, cosa que seguro la mayoría no sabríais. Seguro que no, ya ves.

Pues como iba comentando en la entrada anterior, después de mi fugaz paso por Estocolmo llegó el tan esperado viaje al Ártico.

El lugar hasta el que nos iban a llevar nuestras ansias de aventuras se llama Abisko, un pueblo del norte de Suecia, a unos 300 km al norte del Círculo Polar Ártico. O sea, donde Cristo perdió las sandalias. Y lo digo de primera mano, porque nos las encontramos allí, congeladas e intactas y ponía Cristo® en la suela.

Pues la forma más fácil de llegar a Abisko es por Kiruna, que es la ciudad grande más cercana. Y, ¿por qué es mundialmente conocida Kiruna en el mundo entero? Pues porque es la ciudad donde se construye el mundialmente conocido Hotel de hielo. Y la forma más fácil de llegar a Kiruna es donando medio riñón para pagarte el vuelo desde Estocolmo. Tampoco se nota tanto, el riñon y medio restantes hacen bien su trabajo.


Una de las principales razones por las que nos decidimos a ir al Ártico es porque desde allí es desde donde más fácil se ve la Aurora Boreal o Nordlights (in english). En ocasiones incluso se ha llegado a ver desde el propio Estocolmo, pero solamente en años en los que la incidencia de masas solares sobre la Tierra es mayor. La cosa es que durante los días anteriores a nuestro viaje, el observatorio que hay en Abisko había registrado una considerable actividad de Aurora Boreal y estábamos muy ilusionados por ver un fenómeno que no muchas personas conocen en su propia piel.

Una vez llegados a Kiruna y con nuestra nueve plazas cargada en los lomos, iniciamos el viaje hacia Abisko y cuando llevábamos contados 49 elefantes tuvimos que parar el coche, porque una de nuestras tan esperadas amigas hizo acto de aparición. En ese mismo momento pasamos a formar parte del elitista número de personas que han visto la Aurora Boreal.
La primera vez que lo ves piensas en cuál será el momento en el que va a estar más brillante o más definida. Pues cuando te quieres dar cuenta, ya se ha ido. Y es que la Aurora Boreal es como los ojos del Guadiana, que lo mismo los ves que no los ves.

Reiniciamos el viaje y no paró de aparecer y desaparecer durante todo el trayecto. Al llegar a nuestro destino decidimos hacer parada e intentar hacernos una foto con tan tremenda compañera. Míticas fotos de 16 segundos sin moverse para no salir uno borroso...

Uno de los capítulos interesantes del viaje ocurrió esa misma noche cuando, tras aposentarnos en nuestra lujosa estancia (a mí me tocó cama de arriba), el recepcionista del hostel nos preguntó si queríamos darnos un baño en la sauna. Pues 3 dijimos que sí, por qué no. Relajante para rematar un día de viaje. Nos encaminamos a la sauna portando sólamente una toalla y cuál es nuestra sorpresa al ver que en la sauna teníamos compañía, y femenina, y brasileña. E igual de vestida que nosotros. Y qué podemos hacer? Pues hablar, claro. Y así estuvimos un par de horas, hablando, con el culo al aire. Y menudo paisaje. Doy fe de lo que se dice sobre el paisaje brasileño.

Al día siguiente, por decirlo de alguna manera porque fue 5 horas después, nos levantamos prontito porque íbamos a tener la primera de nuestras actividades en el Ártico: conducción de trineo de perros! Hacía mucho tiempo que no hacía algo con lo que me divirtiera tanto. Y es que la actividad comprendía absolutamente todo, desde coger a los perros de sus jaulas, ponerles el arnés, como atarles a los trineos cada uno en su posición correcta.
¿Posición correcta? Sí, posición correcta. Para los lectores de este blog que no se hayan leído "La llamada de lo salvaje" de Jack London, ya les aclaro yo que de los perros que se enganchan a un trineo, uno de ellos es el guía y siempre se coloca en la posición delantera, para que el resto puedan seguirle. Además les recomiendo que dejen de leer este blog y empiecen a leer ese libro, que es literatura de verdad, coñe.
Bueno, tras hacerme autopublicidad destructiva continúo con mi relato.
Cuando ya teníamos completamente montado nuestro trineo, y digo nuestro porque cada una de las 11 personas que participamos en la actividad teníamos nuestro propio trineo, comenzamos el circuito propiamente dicho. 2 horas y media de diversión en las que había bajadas y subidas (yo alguna vez noté que mi trineo se despegaba del suelo) y en el que me dí cuenta de que los perros que me habían tocado en gracia tiraban del trineo como locos. Mis perros eran los más bonitos, los más grandes y los más fuertes (autocomplacencia, hombre). Y al finalizar entramos en una nueva lista, también muy elitista, de personas que han montado en trineo de perros en el mundo. Ains.
Teníamos en mente otra actividad con motos de nieve, pero no había la cantidad de nieve suficiente para poder realizarla.

El resto del día lo dedicamos a visitar la zona, ya que Abisko se encuentra dentro del Parque Nacinal de Abisko, como su propio nombre indica. Al lado del pueblo había un cañón que estaba absolutamente congelado y por el cual discurría, con muchas dificultades, un riachuelo de aguas totalmente cristalinas. A los lados complejas estructuras de hielo. No pudimos resistir la tentación de ver de cerca estas estructuras y arriesgamos nuestras vidas para poder acercarnos. Cuando llegamos al fondo del cañón todavía nos esperaba lo mejor. Una cascada de agua completamente congelada, en la que nos pudimos sentar a conversar sobre lo buena que se había quedado la tarde. En vez de tener 18 grados bajo cero, tendríamos 17.


Y es que esa era otra, para enfríar las bebidas, las dejábamos en la puerta. Pero con cuidado de no dejarlas mucho tiempo, ya que podíamos recoger cubitos de coca cola.

Otra actividad que hicimos fue esquí de fondo. Hay que ver lo cansado que es esto. Además era la primera vez que mis pies calzaban unos esquís. Y como un pato, oiga. Media travesía quejándonos de que este tipo de esquí sólo era para atletas de alta competición hasta que nos adelantó a toda ostia una vieja. Y sonriendo, mire usté. A partir de ahí sacamos pecho y ni una queja más, por lo menos en alto. Lo más divertido eran las bajadas, que se cogía hasta velocidad. Pose de salto de esquí y a correr. Lo has clavado machote. Nos hicimos 4 km y medio. Yo los recuerdo como 10 ó 15. Espero que no nos dijeran 4 millas y media.

Por la noche sauna, pero esta vez sin brasileñas y a ver la aurora boreal, que esta noche se dejó ver mucho menos. Lo realmente divertido de esta noche fue que, dado el hecho de que íbamos a estar varias horas a la intemperie con -17 grados, habíamos llevado un par de botellas de whisky y nos las intentamos meter pal cuerpo antes de que se nos congelara la coca cola. Uno no estaba con cuerpo de dar calor a una botella de coca cola. Resultado: cogorza. Y cuando todas las nubes del mundo habían cubierto el cielo, abandonamos las esperanzas de ver a la amiga Aurora y nos bajamos en trineo al hostel. Según bajábamos se nos ocurrió tirarnos en trineo por una cuesta, y luego por otra y luego por otra, y así hasta 3 horas. Risas mil. Claro, de ahí a subirse en una excavadora había nada más un paso, si no que se lo pregunten a Adolfo, la persona con mayor calor corporal de todo el Ártico a esas horas. Apuesto todo mi patrimonio.

Al día siguiente llegó lo malo, ya era domingo y había que recogerse. Los ICEX de Estocolmo salían a su destino más tarde e iban a visitar el Hotel de Hielo, pero un servidor se tenía que marchar ya mismo para tierras germanas.

Sólo de pensar en Alemania me entraba agobio del calor.

Mi primer país nórdico

Pues el cuarto fin de semana de enero estuve en Estocolmo y en el Ártico.
Habíamos hecho una apuesta de a ver quién se tomaba al café más lejos y gané yo.

El Ártico lo dejo pal siguiente post, que hay mucho que rascar.


Pasé por Estocolmo porque el viaje lo habían organizado los becarios ICEX de Estocolmo y yo me acoplé de mala manera gracias a que conocía a Adolfo, el becario informático.
Decir de Estocolmo que me sorprendió muy gratamente. Me fui allí a lo loco, sin haber mirado nada de nada y pienso que es lo mejor que pude hacer, porque no tenía ni idea de lo que me iba a encontrar allí.
Estocolmo es una ciudad que está formada por chorrocientas mil islas (exactamente 14), y cada una de ellas tiene algo particular. Las de nueva edificación no tienen nada, casas, comercios para comprar el pan y ciber cafés, pero las antiguas tienen muchas historia y son diferentes unas de otras.

Por ejemplo, está en la que se supone que se fundó la ciudad, que es la que tiene todos los monumentos, el palacio del rey, todas las cosas de piedra con negrura, las calles estrechas y las cuestas empinadas. Lo típico del centro histórico de una ciudad. Luego está otra en la que hay un parque de atracciones al borde del mar, y así hasta 14. Sí, del resto no tengo ni puta idea, lo confieso. Si queréis saber más buscar en la wikipedia.
La gracia de Estocolmo es que tiene una zona centro bien definida, y yo creo que ahí es donde está el hecho de que me guste. Después de vivir en Berlín, que las cosas están todas reconstruidas y cada una colocada a una punta de la ciudad, ir a una ciudad con un conjunto histórico todo junto me impresiona. Verás cuando vuelva y vaya a Salamanca, me viá cagar.
También me gustó mucho el hecho de que puedas ir de una punta de la ciudad a otra en ferry. Es una forma distinta a la que tenemos en el centro de Castilla y León de desplazarnos. Y lo distinto gusta.

Este fin de semana me lo patrocinó Adolfo, asín que le doy las gracias más grandes.
¡Muchas gracias Adolfo!

Pues no pasé más que un día en Estocolmo, así que tampoco hay mucho más que contar. Todo lo gordo vendrá en el siguiente post: el Ártico. Acero pa los barcos!! (Saludos Dublín).

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SPQR


Motto de Roma. ¡Uy, que fashion las palabras en inglés!
Pues sí, el segundo fin de semana del año estuve en Roma, visitando a Héctor.
Aunque había estado en Roma hace unos 8 años y ya conocía la ciudad, ir a visitar de nuevo una ciudad de la mano de alguien que vive allí es algo totalmente distinto. Y decir que Roma nunca defrauda, incluso si decides ir un fin de semana en el que estar seco es todo un acto de fe.
Si das una patada a una piedra, te pueden salir cuatro monjas, dos curas, tres iglesias, dos catedrales y siete obeliscos. Porque otra cosa será, pero en mármol no hemos reparado en gastos. De hecho lo estamos regalando señora. Que se viene otro cura a Roma, pues otra iglesia para él, que tenemos mármol en almacén. Y qué iglesias tan preciosas, y qué catedrales tan grandes, y qué obispos tan gordos.

Es el Disneyworld de los cristianos. Y es que yo creo que un cristiano creyente y lleno de fé cristiana (que es la que vale) cuando entre a la catedral de San Pedro tiene que sentir que el estómago se le da la vuelta, como en la montaña rusa. En mi caso como no tengo fé cristiana y me dan miedo los parques de atracciones, ni siento una cosa ni la otra. Lo que sí siento cuando entro en un edificio de ese calibre es la capacidad casi ilimitada del ser humano para crear y construir. Y es una verdadera maravilla.
Es un muestrario de obras de arte, y solamente el edificio en sí es ya una obra de arte. Construido totalmente en mármol de las minas de Carrara, de 3 colores, blanco, rojo y verde. Desde el suelo hasta el techo, desde el alicatado hasta las barbas de San Pedro. Todo. Realmente impresionante.
Y como seguimos teniendo mármol, pues vamos a construirnos otras tres catedrales, que hay que darlo salida. Santa María la Mayor, San Juan de Letrán y San Pablo Extramuros. De estas sólo me dio tiempo a visitar las dos primeras. Y he de decir que no tienen nada que envidiar a San Pedro. El mármol es el mármol. Héctor me dijo que la mayoría de las catedrales en Roma eran catedrales-palacio y tenían una fachada que las definía como palaciegas, de la época en la que los papas además de ser papas eran reyes. Y las tres que yo vi tenían esta fachada palaciega. Catedral-palacio, papa-rey, iglesia-estado. Extrañas relaciones.

Aparte de eso visitamos varias iglesias más pequeñas, en una de las cuales tenía un antojo personal. Y es San Pietro in Vincoli, que es la iglesia donde está el Moisés de Miguel Ángel, a mi parecer la escultura más perfecta del mundo mundial.
Plaza Navona, Fontana di Trevi, Plaza di Spagna, Castell Sant Angelo, Coliseo, clásicos básicos. Clásicos y obligatorios, de hecho. Que estos son de los que caen en el examen seguro. Aunque he de decir que yo no había estado nunca en el Castell Sant Angelo y me sorprendió muy gratamente. Las vistas de Roma desde ahí son increíbles (Héctor dixit). Tampoco había estado anteriormente en el Coliseo y también me sorprendió mucho. Viendo el Coliseo te preguntas cómo pudo un imperio de esa magnitud y con ese postín evolucionar a la Italia actual, llena de habitantes que hacen cola en el baño sólo para mirarse al espejo y comprobar que cada pelo está en su sitio.
Y es que ir a Roma y no hacer una visita cultural es un delito. Como es un delito no pasear por la ciudad sin más. Lo que pasa es que en Roma, la línea divisoria entre pasear sin más y hacer visita cultural es muy muy delgada.
Si das otra patada a otra piedra, te volverán a salir otras cuatro monjas, dos curas, tres iglesias, dos catedrales y otros siete obeliscos. Eso sí, lo que no te saldrá nunca es una chica italiana sola. Eso no, que está feo. Chicas con novio, hermano, cuñao, primo, vecino, lo que sea, pero nunca solas. Y es que Mari, si ya lo dice mi Pepe, la chica decente nunca sale sola. Para eso hemos engendrado tres hermanos que la cuiden. Que nuestro esfuerzo nos costó con las cabezas que tienen.
Y es un absoluto misterio. ¿Por qué las italianas no salen solas? ¿Puede alguien acaso explicármelo? Yo creo que nadie va a ser capaz. Lo meteré en mi caja de cosas inexplicables. Aunque he de decir que esto no es del todo cierto. Me explico.
Una de las noches del fin de semana salimos a cenar a un restaurante que se llama Baffetto, que tiene mucha fama por sus pizzas y por un dueño viejo y desagradable. Pues en ese restaurante al lado nuestro se sentaron dos chicas, una de las cuales podría ser perfectamente la reencarnación de Sofía Loren si Sofía Loren estuviera muerta (porque no está muerta no?), y todos sabemos cómo era Sofía Loren. Telita fina. ¿¿Pues no te digo que el camarero que nos atendía se lo contó a todos los camareros del restaurante y a la media hora la Sofía Loren de turno tenía más expectación que un partido Real Madrid-Barça?? Y es que cómo es este país. Dos jamonas solas llaman la atención hasta a los paisanos italianos.
Me llamó también mucho la atención que aún estando en enero, la gente por la noche estaba sentada en las terracitas que había en los bares. Y es que aunque el fin de semana nos salió lluvioso, la temperatura no era para nada invernal. O a lo mejor para Italia sí. Debe de ser formación alemana.

Y es que lo mejor de visitar ciudades durante este año, es que vayas donde vayas hay una persona que te puede enseñar la ciudad desde el punto de vista del que vive allí y la conoce. Lo cual marca una gran diferencia. Y si además te permite ocupar su casa y comer sus lentejas (sic), pues no hay punto de comparación. De verdad, hijo, que no entiendo cómo en un cuerpo tan pequeño puede entrar una persona tan grande.

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Ein Augenblick

En alemán ‘Augen’ significa ‘Ojos’ y ‘blick’ significa ‘vistazo’. En alemán, como en inglés, se pueden crear palabras nuevas a partir de la unión de otras dos, tres o incluso más. Pues bien, ‘Augenblick’ significaría literalmente en español ‘vistazo de los ojos’, o de una forma más acertada ‘pestañeo’. Eso es lo que llevaba yo pensando desde que llegué a Berlín y vi esa palabra en los anuncios publicitarios de las calles. Realmente significa ‘instante’, o eso es lo que dice mi diccionario Langenscheidt.
Pues bien, ha pasado ein Augenblick desde que estoy en Berlín. Ha pasado un instante, ha pasado en un pestañeo. Me he dado cuenta que para definir el tiempo que llevo aquí en Berlín cualquiera de las dos acepciones me viene bien.
Y decir que las cosas suceden demasiado rápido es la excusa número uno que existe y que he utilizado con todas las personas que me han dicho que tenía el blog absolutamente abandonado. Con las excusas no suelo ser muy creativo.
A partir de ahora la actualización del blog me la voy a tomar como el animal al que se cuida, las plantas a las que se riega (sí, mis geranios siguen vivos, y al áloe de Andrea también), o como el huevo de las películas norteamericanas que les dan a todos los niños. Lucharé contra mi naturaleza perezosa y actualizaré. A dios pongo por testigo.